Pausas
Mientras tanto yo espero.
Espero a aquél que me demuestre mil cosas con tan
solo un pestañeo.
Que derrita las mofas de lo que antes tanto
veneraba,
y que me convenza de la posibilidad de ir en
contra de la gravedad,
así me convierta cientos de veces en la manzana de
Newton.
Espero a aquél que vuelva a entregarme lo que ya
no existe.
Que me lleve a una catarsis y me quede en ese
viaje.
Que me desnude y deje atrás mi cascarón
corrompido.
Que me enseñe a desatar mi garganta anudada,
y mi mente recuerde su punto de ebullición para que se solidifique el espíritu.
Espero a aquél que no me ate,
espero a aquél que con saña mate,
que mate las oxidadas serpientes
y me haga pulir las provechosas remembranzas.
Espero a aquél que aun en su ausencia me haga volar.
Al que incluso Cronos respete,
por su capacidad de hechizar mi tiempo y mi
espacio sin que llegue a ser una deidad.
Espero a aquél que me espere.
Y me espere mientras yo todavía no espero.
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