Alegoría de la araña

¿Han visto cómo es cotidiano que al niño desde pequeño se le asuste con un “ahí viene la araña” o “uy, la araña te va a picar”?  En muchas ocasiones el niño apenas camina, el niño medio reconoce lo que es una araña, pero el niño ya tiene sobre ellas un miedo irracional; el niño no sabe bien lo que hace una araña, sin embargo el niño no quiere acercarse, mas aun, pide ayuda cuando se encuentra con una, porque ante ella se siente indefenso y lo único que quiere es que alguien la haga desaparecer de ahí, o que al menos se vaya donde no pueda verla, porque sus padres, personas que él considera que tienen siempre la razón, le transmitieron una desaprobación sin siquiera decirle que ellas son también parte de su contexto.

En una realidad alterna, ese mismo niño nace, y apenas da sus primeros pasos se topa con una araña. Para el niño todo el mundo es nuevo, y son sus padres los que tienen la responsabilidad de ir mostrándole su alrededor; los padres de este niño entonces toman la oportunidad para explicarle con tranquilidad que lo que ve es una araña, que como cualquier ser en el planeta tiene una misión; el niño sin dudarlo lo comprenderá y se desarrollará sin problemas coexistiendo con la araña, el niño no tiene por qué tenerle fobia, ni tampoco necesariamente tiene que ser aracnofílico: el niño simplemente respeta a la araña. Si al final del día resulta que al niño realmente encuentra fascinantes a las arañas, será por decisión propia, puesto que nunca nadie le dijo que la vida de este animal de ocho patas valiera más o valiera menos que la suya. Sabe que la araña no va a defenderse si él toma en cuenta su espacio; cada quién tiene sus asuntos y listo.

Así de sencillo se puede explicar cómo es que un niño puede adquirir una aversión casi absurda hacia algo, a pesar de que los argumentos no sean de lo más sólidos. Ahora, si el mismo texto se lee desde otra perspectiva, haciendo que una persona homosexual haga las veces de la araña, ¿no es igual de simple? Los niños se toman la vida de forma inteligentemente más ligera de lo que se piensa, y saben comprender el mundo de una mejor manera, sin enredos ni sobreanálisis innecesarios. Hay situaciones verdaderamente importantes en la vida.

La intención al usar la metáfora de una araña como una persona de la comunidad LGBTTTI no es ofender ni menospreciar, sino precisamente hacer referencia de este estigma social; bien podría haber ejemplificado el caso con una flor, pero hubiera tenido menos sentido en primera instancia. Al final, no importa si hablé de una araña o una flor, todos somos seres vivos. Y entre personas, todos somos humanos.




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