Yo no me siento completa
“Me siento completa”, qué frase tan descaradamente cliché,
tan hipócrita, y tengo que aceptar que he llegado a decirla no una, sino
varias veces; lo peor es que todas esas veces que la he recitado ha sido casi con
voz de Siri, en automático, como si alguien me dijera que debo decir eso para
adornar un momento bonito que me ha hecho sentir bien, como si el guionista más cursi de Disney se apoderara de mi cerebro. Carajo, que ninguna de esas
veces he estado realmente completa; y qué bueno.
Qué bueno que nunca en mi vida me haya sentido completa de
verdad, ¿y para qué quiero sentirme completa? ¿Para qué quiero sentir que no me
falta nada?
Me puedo sentir rebosante de felicidad, disfrutar de mi
entorno y estar agradecida, pero sentirme completa no y me gusta vivir con eso;
no es cuestión de mediocridad, ni de obsesividad compulsiva, ni le echo la culpa a mi afición
por estresarme constantemente, es sólo que eso no me interesa, ni ahorita ni en
20 años, es más, ni en 50, si me quiero imaginar longeva. Si un genio me concediera
tres deseos, definitivamente la plenitud no estaría en mi lista. Qué soso
pensar que un día despierte y me sienta enterita con lo que soy y con lo que
tengo, que no quiera conocer nada más porque ya sé todo acerca de lo que me
interesa; que no me motive viajar porque ya visité todos los lugares que quería;
que ni siquiera necesite salir a comprar un bote de helado porque hasta el
refri está lleno de eso, que no es de primera necesidad. Qué hueva.
Yo vivo de vacíos e imperfecciones; mi motor y mi energía se
deben a que me gusta mejorar situaciones, arreglar cualquier déficit, atrapar
objetivos e inventarme otros nuevos, y luego quizás replantearme algunos porque
al final me resultaron estúpidos o huecos, para luego sustituirlos con otros de todos
tamaños con y sin orden de prioridad. Qué rico se siente estar siempre en 3/4 de
mi capacidad.
Si un día me llego a sentir completa, espero que no me percate
de ello, para que siga teniendo los ánimos de escarbar en el planeta.
Algún día, volverás a decirlo.
ResponderBorrarY espero sea más una frase de recuperación, una de esas que decimos cuando nos sentimos vulnerables.
O que la digas sin remordimiento, sin culpa.
O que lo diga sólo para acordarme de lo que escribí. Gracias por tomarte el tiempo de leer, muchacho.
ResponderBorrarCierto hasta el cansancio! nunca perder la capacidad de sorprendernos es parte de siempre estar llenando el vaso, que si bien es mejor medio lleno que medio vacío, siempre tener la actitud y enjundia para querer llenarlo de nuevo todos los días, que sea como ese sorbo de agua al despertar para sentirnos refrescados. ¡Bien! me gusta como escribes (:
ResponderBorrarExactamente, ese sorbo al despertar! gracias gracias :)
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