Lo último que le di

Puberta ilusión, plasma idealizada.
No sabía de ella y yo ya la quería,
apenas la pensaba y aposté a que vendría,
no la conocía y recé porque llegara.

Caminé cielos, poco dormí,
la complacía en el anonimato.
Su imagen con lingotes de oro construí;
con tal de que arribara mi alma partí.

Y un día llegó, llegó varias veces,
llegó y sonrió, me habló.
Me reflejé, llegó y la vi;
pero, aun con todo y eso, jamás la conocí. 

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