Longeva confusión
Que sigan siendo terremotos las palabras de esos días,
y tan utópico espectro me revele el pasado;
que reciba hoy una cátedra de lo que antes no entendía
para descubrir que encerrada estaba en mis paredes sin
esquinas.
Hoy que podridos están los instantes
caduco se vuelve también lo adverso.
Nada fue más perfecto que esa rotunda insensatez,
ni hubo cosa más dulce que el amateur desasosiego.
Hoy que parecen ajenas las desaguadas lagunas
y que se respira tan foráneo incluso ese casero olor,
entonces sé que no pude catar la inocente peste,
ni supe estimar el ingenuo dolor.
Hoy Matusalén es más joven que aquel fantasma y yo.
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