Casi mitomanía

Me gusta imaginar que somos,
que fuimos y seguimos siendo.
Pensar que yo era, que tú eras y nadie más.
Me gusta pensar que vinimos para no irnos yendo.
Alucinar con tu alma, aunque de palparla no sepa ya nada.
Que voy a estar, que estaremos y tú me reconocerás.

Me gusta apostarle al viento
que de tu olor se encargará,
porque no quiero respirarlo,
lo que quiero son recuerdos nada más.

Me gusta descomponer las memorias,
amputarlas hasta que se adapten a mi necesidad,
inyectarme esa dosis de no amargura
y doparme de esa agria e irreal ambigüedad.
Disfrutar de la dulce resaca que me trae mi integridad.

Me gusta ver en mi mente tu inmejorabilidad,
ese cosquilleo en mi nuca de tu falso respirar.
Puedo creer que sigue existiendo aquella vida,
traer del inframundo aquella senectud que ya no se verá.

Y a pesar de mi engaño, puedo segregar mi realidad;
mi delirio es por decisión, por placer de mi calma inmutar.
Aquellos sueños nunca materializados se hallaran,
y en realidad no quiero invitarlos a que pasen por la objetividad.
Entiéndase que no me matan, que desvanezco por meras ansias de invocar.
Pues aunque ni fantasmas queden, me gusta pensar en nuestra eternidad. 

Comentarios

Entradas populares