Usted...

Qué me importa si es prematuro lo que siento o si de verdad ha habido un perfecto surgimiento.

Que si es por su sonrisa, rosa espiral; o por su nariz de media luna.
Por sus ojos, que no saben si ser desierto o prado; o sus dilatadas pupilas que me cantan antes de esconderse en el parpadear.

Me gusta su mente distraída, selectiva, que ignora magnitudes y sin embargo arraiga los detalles que a la mayoría no le suelen importar. Y a mí sí, a mí sí me importan porque de detalles es la vida y de letras se conforma usted, de trazos, de puntos, de líneas, de pinceladas; entienda que usted para mí es arte.

Qué me importa a mí aquello del amor ideal, eso para mí no existe y naturalmente usted ni siquiera entra en la categoría, usted es mucho más que eso, usted es un perfecto error y cien sublimes aciertos.

Voy a fingir que no me interesa si usted se piensa quedar por siempre, yo no le quiero preguntar. Yo con usted no quiero ser ambiciosa, quiero que me prometa un día y nada más.

No se ofenda, pero no espero decirle que usted es el amor de mi vida, prefiero dejar que la vida de pronto se lo diga a usted, y me lo presuma a mí.

Que si llegó antes o después del momento ideal, no lo podría descifrar. Usted simplemente llegó justo cuando yo también tenía que arribar.

No me juzgue si le digo que aún no lo creo real, cada vez que me mira yo no quiero despertar de tan palpable sueño, tan tangible y material.

Y para serle sincera, no me afectaría si resulta ser parte de mi constante alucinar; y para qué quiero cordura, si usted, protagonista de mi locura, es quien me motiva cada día a despertar.


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